Esta receta de pollo agridulce es nuestra versión ‘ibérica’ del plato asiático, y resulta más ligera que el original.

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800 g de pollo sin huesos y troceado, sin piel
1 cucharada sopera de harina de maíz
Un pimiento verde pequeño y otro rojo
2 rodajas de piña natural (puede ser de lata pero en su jugo, no en almíbar)
1 cebolla
Una zanahoria
Sal y pimienta
Para la salsa: 1 cucharada sopera de ketchup o salsa de tomate frito – 1 pizca de sal – 1 cucharada de azúcar – 2 cucharadas de vinagre de vino blanco – 5 cucharadas de agua

Salpimentamos el pollo y lo doramos en un poco de aceite al fuego para que se selle bien. En ese mismo aceite freímos los pimientos, zanahoria laminada fina y la cebolla troceada.
Cuando esté pochada añadimos la harina (yo la suprimo porque me gusta la salsa más ligera), dejamos que dore un minuto y reservamos el sofrito.
Mezclamos el agua, el tomate, una pizca de sal, el azúcar y el vinagre. Dejamos que esto reduzca al fuego durante unos minutos removiendo para que ligue bien.
Añadimos el sofrito y la piña en trocitos. Salteamos a fuego vivo durante 2 o 3 minutos. Añadimos el pollo y dejamos cocer todo junto unos minutos. Servimos caliente con arroz blanco.

Podemos añadir al salpimentado del pollo algunas especias a nuestro gusto. Le va muy bien el jengibre o un poquito de curry.
Para hacer este pollo agridulce es conveniente usar un vinagre suave de vino blanco o un vinagre de manzana. Comprueba que ha reducido bien antes de apartar el guiso para que no tenga mucha acidez.